Proyecto sentido:
Podemos decir que un proyecto, es una impronta consciente o inconsciente de nuestra voluntad, que obtiene significado en el deseo de llegar a un objetivo preciso. Este proyecto involucra al pensamiento creativo, para planificar y elaborar los pasos necesarios para alcanzarlo.
“Un proyecto, sólo puede expresar el sentido por el cuál ha sido creado”.
Todas las personas somos un proyecto consciente o inconsciente.
El Proyecto Sentido, es un concepto creado por el psico-oncólogo y psicólogo Marc Fréchet, quien
basó el desarrollo de esta idea, en su propia historia:
Fréchet, fue concebido para evitar el encarcelamiento de su madre o lograr una estancia más reducida y confortable en la cárcel, por parte de ésta, quien al finalizar la Segunda Guerra Mundial, debía ser juzgada y condenada a prisión y pensó que estando embarazada, lograría la indulgencia de los jueces.
Como consecuencia de esta situación, Fréchet comenzó su vida con 18 meses de cárcel, pues su madre pasó todo su embarazo y los primeros 9 meses después del embarazo, en prisión. Las condiciones que rodearon la concepción de Fréchet, condicionaron toda su vida.
El Concepto de Proyecto Sentido, involucra una dimensión temporal que transcurre de 6 a 9 meses antes de la concepción, hasta 3 años después del nacimiento. Este proyecto puede ser consciente o inconsciente. El proyecto sentido, también involucra una dimensión estructural, puesto que vamos a transmitirle a nuestro hijo, de una forma consciente o inconsciente, toda la historia familiar; nuestros deseos; expectativas; temores, etc. Todos los acontecimientos que ocurran a los padres, previos a la concepción, van a influir en la mente y el cuerpo de su hijo.
Durante la gestación, la madre comienza a establecer vínculos emocionales con el embrión y estos vínculos, estarán afectados por una serie de factores personales, familiares y ambientales.
La Epigenética, que es la ciencia que estudia precisamente, cómo el medioambiente afecta a nuestros organismos, ha descubierto que existen pequeñas etiquetas químicas que se agregan o eliminan de nuestro ADN, en respuesta a los cambios del entorno en que vivimos, sin que se produzca, un cambio en el ADN. Supone que las experiencias vividas por una persona, especialmente las traumáticas, tendrían un impacto muy real, en el árbol genealógico. Existe un número creciente de estudios, que apoyan la idea, de que los efectos de un trauma, pueden transmitirse a las siguientes generaciones, a través de la epigenética.
Puesto que en el embarazo, las mujeres nos encontramos en un estado especial de sensibilidad psíquica y emocional, en el que hay un resurgir de recuerdos de nuestra propia infancia, podemos con mayor facilidad, imaginar cómo será, la infancia de nuestro bebé.
Si nuestra infancia fue agradable, el vínculo afectivo, se produce de forma natural, pero si nuestra infancia estuvo marcada por el abandono, los abusos o el desamparo, la gestación va a representar el resurgir de los conflictos no resueltos.
Esta influencia, nos lleva a repetir o a reproducir situaciones que se han vivido en el ámbito familiar, ya sea: Repetir por Duplicación: Mi madre se casó a los 26 años y tuvo 2 hijas (mi hermana y yo) con dos años de diferencia. Yo me casé a los 26 años y tuve también dos hijos, con dos años de diferencia entre uno y el otro. (Este sería un caso de fidelidad familiar).
Repetir por oposición: Mi madre era extremadamente autoritaria y exigente, sobre todo en el ámbito del rendimiento escolar/académico, llegando a castigarnos corporalmente a mi hermana y a mí, por no traer un 100% en los exámenes.
Yo, en cambio, tenía con mis hijos, interminables charlas con abundantes y amorosas explicaciones, acerca del por qué debíamos ser responsables y hacer una cosa u otra, pero jamás los castigué, para lograr algún tipo de rendimiento escolar excelente, pues me interesaba más que fueran felices, independientes y asumieran responsabilidades.
En esto de analizar la repetición por duplicación o por oposición, descubrí que mi proyecto sentido era reproducir la historia de ser una estudiante de excelencia, como lo fue mi padre (que por cierto cuando yo nací, esperaba un varón) y reivindicar la vida estudiantil de mi madre, que como hija de inmigrantes árabes en Argentina, no pudo escoger buenos colegios y cuyo rendimiento escolar era muy mediocre. Con grandes esfuerzos, mi madre fue a la universidad, se recibió de farmacéutica y siempre hablaba con gran orgullo de su actividad profesional.
En mi caso, asistí a los mejores colegios, y dándole sentido al proyecto de mis padres, fui la mejor alumna en la escuela primaria; excelente alumna en una escuela secundaria de alto prestigio y premiada con medalla de oro en la universidad, como la mejor estudiante de mi promoción, eventos que mis padres, vivieron con gran orgullo y beneplácito.
No obstante ello, todos estos esfuerzos por ser la mejor alumna que mis padres querían que fuese, me colocó en una situación de gran desvalorización y autoexigencia en todos los ámbitos la vida.
No podía ser quien yo quería ser, pues todo tenía que hacerlo “perfecto” y eso me hacía sentir muy infeliz, pues me culpaba mucho por equivocarme o cometer errores.
He podido comprender a mis padres amorosamente, sobre todo a mi madre y ser muy empática con sus sentimientos de “niña segregada”, cuyos padres no podían apoyarla en el aprendizaje, porque eran extranjeros y no conocían el idioma español.
Hoy agradezco profundamente, porque a pesar de las agudas presiones, me dieron herramientas para desempeñarme en la vida de una manera eficiente. ¡Ya no hay presiones! En lo único que debo intentar ser la mejor, es en ser feliz! Me permito equivocarme cuantas veces sea necesario y me encanta, porque de ello aprendo! Ya no hay resentir, sino amor y agradecimiento.
En otras ocasiones, reparamos la historia familiar, aunque reparar no significa sanar nuestras emociones. Nuestra historia familiar, condiciona, como vemos en mi historia, aspectos de nuestra vida, limitando nuestro margen de elección:
El bebé se construye en el sistema de representación del espíritu de la madre: todo lo que la madre siente, le preocupa o rechaza o todo lo que ella ha relegado a su sombra. A esas partes desconocidas o reprimidas de la psique de la mamá según C.G.Jung, el niño las vive como propias.
Como ejemplo personal, hasta los 4 años, sufría pesadillas nocturnas y me costaba dormir. Mi madre se acostaba a mi lado y me cantaba canciones de cuna que me relajaban mucho y me hacían dormir, pero ella también quedaba dormida a mi lado. Entiendo que de alguna manera esas canciones de cuna, eran también cantadas para calmar las inseguridades y temores de su niña interior.
El Sentido del Proyecto:
En la consulta de bio-desprogramación, indagaremos desde el período de la concepción, hasta los 3 años del consultante, para recabar información que le permita descubrir cuál es su proyecto sentido. Es muy importante, tener en cuenta los siguientes aspectos:
1. Saber dónde vivían nuestros padres; si les gustaba el lugar; si vivían juntos, etc., puede marcar significativamente, cómo nos planteamos nuestro hogar a lo largo de nuestra vida.
2. Conocer si nuestros padres estaban casados o el grado de compromiso que existía entre ellos, marcará también nuestra autoestima. La legitimidad de los nacimientos dentro del matrimonio, era parte muy aguda del modelo social de una época. “Si soy hijo fuera del matrimonio, “no merezco vivir”; “ganarme la vida”; “encontrar una buena pareja”; etc.
3. Las relaciones personales del consultante, estarán influenciadas por el trato de los padres entre sí, en la relación de pareja; la relación con el dinero y la situación económica de la casa.
4. La relación de los padres con sus propios padres y suegros, marcará emocionalmente el ambiente de la concepción y los motivos por los que te concibieron.
5. Pérdida familiares, laborales o algún aborto durante el año previo a tu concepción, son eventos cambiantes que incidirán en que estas situaciones, se repitan durante la vida.
6. Si ambos progenitores trabajaban, cómo era el clima laboral, si había conflictos y de qué índole, puede condicionar en el futuro, la propia relación con el trabajo.
La Concepción y el impacto emocional de saber que se espera un nuevo ser:
El sentido de la vida, quedará marcado, por la situación emocional por la que papá y mamá nos engendraron. En ese caso, es válido preguntar para qué fui concebida; cuál era la relación emocional entre papá y mamá.
Una pregunta clave que marcará programas vinculados a la felicidad y al merecimiento de la vida, es si fui un hijo deseado.
El sentirnos bienvenidos, nos ayuda a llevar a cabo proyectos y metas. La pregunta que daría sentidon a este aspecto sería, cómo tomaron sus padres, la noticia del embarazo; si hubo intentos de aborto; o si hubo desinterés; alegría; miedo; etc.
El saber cómo los abuelos y el resto de la familia tomaron la noticia, contribuye al conocimiento de si éramos bienvenidos.
El Embarazo y el parto:
Información acerca del embarazo y el parto de la mamá y las condiciones emocionales del ambiente; si fue bien tratada; cuidada; atendida, es muy importante para detectar patrones de conducta, incluso síntomas y enfermedades.
El haber nacido el sexo opuesto al que esperaban los padres y sentir que los papás se decepcionaron por esto, puede crear polaridades de género y llevar a la homosexualidad.
Sin incursionar en cada caso en particular, el tipo de nacimiento y las circunstancias en las que haya ocurrido el parto, serán factores detonantes de la personalidad del individuo.
En mi caso personal, haber nacido luego de una noche de largo trabajo de parto, me explica por qué soy una persona “lenta” que se toma su buen tiempo para todo. Me encanta estudiar y trabajar por las noches y tengo mayor concentración y rendimiento que en el día.
Ciclos biológicos memorizados:
Como seres humanos, formamos parte de una naturaleza cíclica que obedece a la Ley Universal del ritmo, en la que se establecen periodos tales como: el día; la noche; las estaciones; etc., por ende, no estamos ajenos a los ciclos naturales y biológicos, a los cuales podemos definir como un conjunto de fenómenos o situaciones que se repiten ordenadamente en el tiempo. Así nacemos; crecemos; nos reproducimos; maduramos; morimos; etc.
A medida que avanzamos en el camino de la conciencia, podemos reconocer que nuestras células, conservan la memoria de los acontecimientos no resueltos, vividos durante un primer ciclo de vida: duelos; accidentes; traumas, etc. A esto le llamamos memoria celular.
Estamos entonces en condiciones de afirmar, que los recuerdos pueden activarse en determinadas circunstancias por tracks o raíles (La llegada de una estación del año; una celebración específica; etc.).
El Sentido biológico de los ciclos celulares, es para que el cerebro haga una relectura inconsciente del evento traumatizante del pasado, para darle una solución satisfactoria, es decir, una toma de conciencia con aprendizaje y comprensión y en donde todas las partes del conflicto, salen beneficiadas.
En conclusión, el proyecto sentido nos permite determinar qué conflictos estructurales están asociados al síntoma o enfermedad de la persona que consulta, mediante la identificación de los conflictos emocionales vividos por los padres, principalmente por la madre, desde 9 meses antes de la concepción, hasta los 3 años de vida.
Cuando trabajamos con el Proyecto sentido, ocurre algo mágico: cuando la madre toma conciencia de todo el problema, el niño presenta una mejoría casi instantánea.
Los conflictos se resuelven porque nuestro inconsciente lucha por salir y expresarse y al hacerlo, desconecta programas. Así puede utilizar la energía para vivir y no, para expresar el resentir.
Mónica Heiligmann