Siempre he sentido que nací en el hogar perfecto, no porque realmente lo fuera, sino porque ha sido el perfecto hogar para realizar mi aprendizaje y evolución, en este plano terrenal.
Nací en 1962, una época en la que el paradigma de la “Educación por el temor” y “La letra con sangre entra”, eran el puntal de la formación de los futuros adultos.
Mi hogar, con dos padres proveedores y amorosos, no lograron mitigar los miedos e inseguridades, que ellos mismos, inconscientemente me heredaron. Estos programas biológicos deficitarios, se convirtieron en el leitmotiv de mis aprendizajes venideros.
Los padres; abuelos y ancestros, en general, en su gran mayoría, desconocen el importante impacto que el inconsciente familiar, ejerce en los miembros afines y dobles del árbol transgeneracional. De este modo, sus desvalorizaciones personales; temores; ansiedades; frustraciones; sentimientos de desagrado; dolor e ira no expresados ni resueltos, secretos celosamente guardados, se convierten en el punto focal de la actividad de nuestro cerebro inconsciente, que sólo entiende de evolución, busca nuestra felicidad y por ende, genera los eventos que nos llevarán a sanar.
Atendiendo a esta realidad de mi cerebro inconsciente, mi instrucción primaria con mucha estructura; mi formación secundaria con más amplitud en el proceso de análisis y síntesis y en el estímulo para la libertad de opiniones y mis estudios universitarios con alto rendimiento académico, alcanzaron sólo como algunas herramientas de supervivencia, puesto que el verdadero poder humano, que viene del espíritu, me llegó de las experiencias y eventos que en la vida, me tocó trascender.
Fue así como, luego de la bajada al cuerpo de muchas emociones no gestionadas, provenientes de estos acontecimientos y gracias a ese tercer ojo, la intuición infinita que siempre guía a los seres humanos, decidí entrar en este hermoso sendero de ida, que es la Desprogramación Biológica.
He sido profesora de Educación Pre-escolar y Primaria, por 40 fructíferos años, intentando, sin saberlo, reparar en contacto con mis estudiantes, mis inseguridades y temores infantiles.
Hoy, como bio-desprogramadora, siento que mi misión, es ayudar al niño interior de muchas personas, a encontrar su poder personal y sanación.